
Mireia Pujol Busquets
Directora adjunta de Alta Alella
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“La tecnología no sustituye el trabajo artesanal, lo complementa para ser más preciso y sostenible”
Ubicada en el corazón de la DO Alella, a tan solo unos kilómetros de Barcelona, Bodegas Alta Alella es un ejemplo perfecto de la fusión entre tradición y vanguardia. Dirigida por la segunda generación de una familia dedicada al vino, la bodega ha logrado adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia. Mireia Pujol Busquets, directora adjunta de Alta Alella, explica cómo la digitalización ha abierto nuevas oportunidades para la bodega, permitiéndole avanzar sin renunciar a sus raíces.
Para la bodega, los valores fundamentales son la familia, la vanguardia y el respeto por el entorno. “El mundo del vino y la viticultura son, sin duda, un trabajo profundamente tradicional que se basa en la experiencia y el conocimiento transmitido de generación en generación. Sin embargo, eso no significa que no podamos aprovechar las herramientas modernas para optimizar nuestros procesos sin perder nuestra esencia”, explica Mireia Pujol Busquets.
La bodega ha implementado diversas herramientas tecnológicas en sus viñedos, permitiendo un seguimiento preciso de cada parcela. Gracias a sistemas de monitorización de la humedad del suelo, pluviometría y control de costes, han logrado una producción más eficiente y sostenible. “Estas herramientas no sustituyen el trabajo artesanal que implica la viticultura, sino que lo complementan, permitiéndonos ser más precisos y respetuosos con la naturaleza sin sacrificar la calidad ni la identidad del vino”, destaca Pujol.
Desde que Alta Alella apostó por el enoturismo en 2013, la demanda ha crecido exponencialmente. “Fuimos pioneros en abrir un centro de visitantes dedicado a esta actividad, lo que implicó un enfoque inicial más personalizado. En aquellos primeros años, la interacción directa con nuestros clientes era el centro de nuestra oferta”, comenta Mireia. Sin embargo, en 2024, la bodega recibió más de 11.000 visitantes, lo que obligó a replantear la gestión de reservas y optimización del servicio.
La digitalización ha sido clave en esta evolución. Primero, implementaron la venta de entradas online, luego integraron su sistema en su e-commerce y ahora están migrando a un gestor de reservas especializado en enoturismo. “Las herramientas digitales nos han permitido optimizar los procesos de reserva, la organización de las visitas y la gestión de los recursos, garantizando así una experiencia más fluida y eficiente para nuestros visitantes”, asegura la directora adjunta.
A pesar de este crecimiento, la bodega mantiene su compromiso con la atención personalizada. “Aunque recibimos a un número mucho mayor de personas, seguimos ofreciendo experiencias exclusivas y adaptadas a cada perfil de visitante. Las herramientas digitales, lejos de restar cercanía, nos han permitido gestionar mejor la demanda y atender las necesidades de nuestros clientes de manera más eficiente”, afirma.
La implementación de estas nuevas tecnologías ha sido un proceso progresivo y bien recibido tanto por el equipo como por los clientes. “El equipo de la bodega, con una gran experiencia en el trato directo con el vino y los clientes, ha encontrado que la digitalización les permite ser más eficientes y ofrecer una experiencia más fluida. En cuanto a los clientes, si bien hay perfiles menos adaptados a las nuevas herramientas digitales, la mayoría agradece las mejoras en la facilidad de acceso y la personalización de la experiencia”, comenta Mireia Pujol.
Uno de los mayores retos ha sido mejorar la gestión del dato, lo que les permite conocer mejor a sus visitantes y optimizar sus estrategias de comunicación y marketing. “Al analizar estos datos, podemos adaptar nuestras ofertas y mejorar la experiencia de los visitantes, lo que, en última instancia, se traduce en una mejor fidelización y en un crecimiento sostenible para la bodega”, añade.
Mireia lo tiene claro: la digitalización no es un fin en sí mismo, sino una herramienta al servicio de la calidad y la mejora continua. «Nuestra filosofía nos lleva a seguir avanzando en este camino, integrando siempre la tecnología que nos permita ser más eficientes y ofrecer un mejor servicio». Con esta mentalidad, Alta Alella reafirma su compromiso con la innovación sin perder de vista sus raíces, garantizando que el futuro del vino siga escribiéndose con respeto, pasión y visión de futuro.